lunes, 19 de febrero de 2024

ELECCIONES EN GALICIA. TIEMPO DE CUARESMA


 

Como es noticia en todos los medios, en las elecciones celebradas ayer domingo 18 de febrero en Galicia, el Partido Popular retuvo la mayoría absoluta con 40 escaños, el Bloque Nacionalista Gallego obtuvo 25, y el Partido Socialista de Galicia-PSOE logró 9. Un partido local, Democracia Ourensana se alzó con otro escaño. En comparación con el resultado de hace cuatro años, el Partido Popular ha perdido dos escaños, que ha ganado en su conjunto el bloque BNG-PSOE, con una distribución sin embargo muy diversa en cuanto al peso específico de cada opción puesto que el PSG pierde cinco diputados y el BNG gana seis. De otros partidos de ámbito nacional, ni Vox ni SUMAR obtuvieron representación. Faltan por escrutar unas 30.000 papeletas del exterior que no alterarán el resultado.

El Partido Popular gana en todas las provincias al resto de los partidos en votos y escaños. Ha obtenido en su conjunto 700.491 votos, frente a 467.074 del BNG y 207.691 del PSG-PSOE, lo que implica superar al bloque de oposición en casi 26.000 votos. SUMAR, que fiaba sus posibilidades en las provincias de Coruña y Pontevedra, ha logrado tan solo 28.171 votos, por encima de Vox en Pontevedra, pero no en Coruña, donde Vox obtuvo más de mil votos que la lista encabezada por Marta Lois.

El resultado, expresado sintéticamente, es el siguiente: El Partido Popular consolida su hegemonía política y cultural en Galicia que data de hace veinte años y que se prolonga hacia sus bodas de plata, a la vez que refuerza la posición de liderazgo de su antiguo presidente Nuñez Feijoo a nivel nacional como dirigente del PP, frente a quienes ya anunciaban su inminente destronamiento y la promoción del príncipe de Gales Moreno Bonilla. En la izquierda, se ha producido una recomposición importante de las figuras políticas y la izquierda nacionalista del BNG se configura como la alternativa de gobierno en un rol dirigente de las fuerzas de oposición al PP. Sobre la personalidad y la trayectoria histórica de Ana Pontón se ha concentrado el voto útil que ha trasvasado tanto sufragios del PSG-PSOE como de la coalición SUMAR. Las fuerzas de izquierda que gobiernan en coalición a nivel nacional, PSOE y SUMAR, han obtenido un resultado pésimo en estas elecciones, pese a que en ella se han comprometido muy activamente el propio presidente del gobierno y la vicepresidenta, junto a destacados ministros. El PSG-PSOE ha perdido cinco diputados y ha retrocedido en todas las provincias, quizá con la excepción relativa de Lugo donde se sitúa en torno al 17%. SUMAR, que ha concentrado sus candidatos en Coruña y Pontevedra, no ha logrado colocar a ninguno de éstos, pese a tratarse de personas muy relevantes no sólo en el ámbito del movimiento. Finalmente, Podemos, que rechazó presentarse en coalición con los partidos que apoyan el movimiento SUMAR, apenas ha superado el número de los inscritos que votaron desvincularse de este proceso unitario (2.513 frente a 3.800 votos obtenidos).

En periódicos, radios y televisiones, la amable audiencia del blog encontrará matices y detalles además de una mucho mayor atención al significado de estas elecciones. En esta entrada, sin embargo, simplemente se intentará reflexionar sobre ciertos elementos que su realización sugiere como comentario al margen.

El primero de ellos es algo ya antiguo y se refiere a la progresiva sensación de que los mecanismos de representación política que deberían garantizar la formación de una opinión informada como presupuesto de la participación electoral, no funcionan correctamente. Tradicionalmente este reproche iba dirigido – y todavía lo debe ser  – al procedimiento electoral, es decir, a la capacidad técnica de inducir una sobrerrepresentación de determinados sectores en demérito de otros, como en efecto sucede en el caso gallego con la sobre representación de Ourense y Lugo en perjuicio de Coruña y Pontevedra, más pobladas y de orientación más a la izquierda. Pero hay muchos más síntomas. No se comprende en efecto que el presidente del gobierno autonómico y candidato a las elecciones por el partido gobernante decline acudir a un debate con las otras fuerzas políticas con representación parlamentaria y que esta ausencia no tenga repercusión alguna en la expresión del voto y en el propio proceso electoral. La inserción en el debate del hecho demoscópico, la presencia ubicua de las expectativas de voto que orientan y predeterminan el campo de juego de las opciones posibles y los jugadores admitidos al campo, es otro de los elementos que caracterizan ahora el marco de desarrollo de los procesos de representación política y que construyen una forma de aproximarse al mismo que excluye el pluralismo político como forma de educar a la opinión pública. Un decisionismo de mercado impregna este espacio de formación del interés general y de indicación de bienes comunes que supone el derecho de participación política. Las estrategias de comunicación que se apoyan fundamentalmente en las redes sociales y en los mensajes cortos y contundentes degradan la capacidad del discurso político de generar debate articulado en torno a posiciones complejas y matizadas. Y la capacidad de enervar el contenido real del proceso de participación electoral mediante la introducción de noticias falsas o simplemente a través de elementos emocionales ligados a acontecimientos pasados o a ideologemas mediáticos, es una constante actual del contexto electoral, patrocinado y favorecido por un conjunto de medios de comunicación que acaparan la atención de la opinión pública.

Esa preocupación va más allá de lo sucedido en las elecciones gallegas, pero se proyecta como inquietud en los restantes procesos electorales pendientes – 2024 además de año bisiesto es año electoral en todo el mundo, como se sabe – y en especial respecto de las previsibles elecciones en el País Vasco que se rumorean para finales de abril y las elecciones europeas de junio. En unas y otras parece seguro que se va a asistir a un nuevo enfrentamiento entre las formaciones políticas a la izquierda del PSOE, que al presentarse por separado Podemos y SUMAR volverán a luchar por una representación exigua o por quedarse sin representación, en un juego que en esta ocasión podría beneficiar al PSOE como izquierda estatal y en consecuencia ayudar a reeditar la entente PNV y PSOE en el gobierno, convirtiendo a Bildu en el polo central de la alternativa de izquierda de Euskadi.

Pero si los resultados de las elecciones al País Vasco son previsibles – incidiendo en la difícil inserción de la izquierda del PSOE que se autodenomina plurinacional en un contexto de sujetos políticos soberanistas e independentistas fuertemente implantados en el territorio – más complicado se presenta el panorama de las elecciones europeas. En ellas está en juego la orientación de la política europea en materia social y económica por los próximos cinco años, y la composición de una Comisión que gestione más allá del 2027 la problemática trascendental de las reglas fiscales de la gobernanza económica. En vez de situar Europa en el centro del debate, es previsible que el bloque de la derecha compuesto por Vox y el PP quiera aprovechar el momento electoral para intentar deducir de el un plebiscito contra el gobierno de coalición y en concreto contra su presidente Pedro Sánchez, de forma que se marque ese territorio como el que tengan que recorrer los dos partidos que conforman el gobierno. Podemos por su parte quiere centrarse en la elección de Irene Montero como el germen de una suerte de renacimiento y por tanto con proyección fundamentalmente nacional, y SUMAR tiene dificultades, por el marco en el que le quieren situar desde tantos lados, para cuestionar la constitución económica europea exigiendo que el trabajo y la política social no se considere una proyección de la libertad de acceso al mercado unificado que se condiciona necesariamente a la realización de las libertades económicas fundamentales de establecimiento y de prestación de servicios. El fracaso de la directiva de los trabajadores de plataformas y el previsible desmoronamiento de la directiva sobre diligencia debida y sostenibilidad dice mucho de la reanimación del proyecto neoliberal que no tiene problemas en aliarse con las versiones nativistas que sostienen sujetos políticos en alza en diferentes países europeos.

Esperemos por tanto estos nuevos momentos en los que se expresará la voluntad de los ciudadanos. Hoy habrá en Galicia una razonable alegría por parte del nacionalismo gallego al configurarse como la primera fuerza de oposición y consolidarse como un gran proyecto nacional y progresista que se ha impuesto frente a las versiones políticas que provienen de las fuerzas que componen el gobierno de concentración, en franco retroceso una e irrelevante parlamentariamente la otra. Pero desde La Mancha profunda desde la que se escribe esta entrada, y simpatizando con esa razonable alegría, conviene recordar que el Partido Popular ha ganado las elecciones por mayoría absoluta y que el objetivo fundamental de las fuerzas de izquierda, impedir que gobierne Alfonso Rueda, no se ha logrado.

Tras el carnaval, el Entroido, llega la cuaresma. No lo olvidemos.

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