miércoles, 10 de abril de 2013

NO HAY LIBERTAD SIN IGUALDAD.







El III Fórum de Igualdad se inaugura en Porto Alegre (Brasil), y  él ha acudido un grupo de emancipadores globales, dirigidos por el conocido editor Luigi del Colle, que la imagen le muestra analizando la diferencia entre los bartolillos de Parapanda, los buñuelos de Porto Alegre y las fritellas de Florencia, rodeado de bellas damas, Desde ultramar manda la siguiente crónica, firmada, seguramente con seudónimo, por Débora Fogliatto









“No hay libertad sin igualdad” es el lema del III Fórum de la Igualdad que se celebra a partir del lunes en Porto Alegre (Rio Grande do Sul), con presencia del gobernador del Estado, Tarso Genro. El Fórum está promovido por la Coordinadora de Movimientos Sociales de Rio Grande do Sul (CMS/RS) y concebido como un contrapunto al neoliberal Foro de la Libertad, que se celebra en paralelo a este evento que cerrará la bloguera cubana Yaoni Sánchez. Este Forum de la Igualdad se realiza en la Cámara Municipal de Porto Alegre y ante él intervino el gobernador  Tarso Genro con un discurso en el que fundamentalmente insistió en la relación entre la libertad y las condiciones materiales que la hacen posible.

En efecto, en su discurso Tarso Genro habló sobre la evolución de la libertad, mencionando cuatro etapas: la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad de imprenta y “la libertad de hacer circular libremente la opinión” personal y colectiva. La primera corresponde a la reivindicación tardo medieval y a la organización autoritaria de la misma a través de la Iglesia; la segunda se desenvuelve ya en el Renacimiento como un peligro para el poder público. La libertad de imprenta, que conoció su esplendor con la revolución francesa, transformó la libertad en palabras, en semántica. Y esta libertad habría de adquirir una importancia decisiva en la lucha por la democracia.

Hoy sin embargo el monopolio de las grandes empresas amenaza la efectividad de esta libertad. La fase correspondiente a la libertad de hacer circular libremente” las opiniones individuales o colectivas no es posible con este monopolio. El derecho se ha cancelado para la ciudadanía. “Lo que se discute en el espacio público es controlado por los medios de comunicación monopolizados". Tarso Genro  puso dos ejemplos entresacados de su propia experiencia como Ministro en el gobierno del Presidente Lula, que fueron criticados duramente por los medios de comunicación. Uno fue la creación de PRoUni, Programa de Universidad para Todos, y lo mismo sucedió con la propuesta de creación de cuotas étnicas en el acceso a las universidades públicas.

“Yo sufrí una campaña difamatoria de las grandes empresas, que decían que las cuotas eran racistas y que ProUni bajaría el nivel de la enseñanza universitaria. Hubo una clara campaña articulada contra ProUni y las cuotas por parte de los media, que impidieron además cualquier intervención en contra de esta campaña en los medios controlados (la inmensa mayoría).

El segundo ejemplo fue el caso de Cesare Battisti, a quien Tarso Genro, entonces ministro de justicia, concedió asilo y negó la extradición requerida por el gobierno Berlusconi, por entender que había sufrido persecución política en Italia, su país de origen. “Battisti era un joven militante revolucionario que entró en conflicto con el gobierno en los años de plomo, como muchos de nosotros. Fue acusado sin pruebas”. Pero la gran prensa insistió en que era terrorista. “Lo mismo ha sucedido con el proceso sobre las “mensualidades” (mensalâo), en el que, sin perjuicio de la culpabilidad de los acusados, los medios de comunicación condenaron a los reos antes de que el juez profiriera la sentencia”, además de dejar ver que si el tribunal no los juzgaba culpables, la “condena” de corrupción se extendería, mediáticamente, sobre los propios jueces.

Pese a que existe formalmente una prohibición de monopolio mediático, es preciso que en la práctica se cree un sistema de comunicación que no dependa de las aportaciones financieras de los grandes grupos económicos. La libertad de prensa, que solo tiene sentido si se relaciona con el derecho concreto a la circulación de la opinión, no puede amparar un mero aparato de dominación destinado a divulgar las noticias que deseen los “dueños” de las empresas de mass media.

En contra de lo que sostienen quienes son contrarios a la regulación mediática, ésta no representa el fin de la libertad de expresión, sino el fin del monopolio. “El monopolio mediático que de hecho se da en Brasil es una vergüenza para un país democrático”, afirmo Tarso Genro.

Los ataques desesperados a las posiciones de progreso en América Latina, la “contraofensiva” de las fundaciones y de los encuentros para “recuperar para la libertad” América Latina, no hacen sino mostrar la crisis en la que se encuentra el neoliberalismo y su representación del mundo. Este modelo que busca la privatización de la existencia de las personas y la destitución del Estado, ignora y hace imposible la “igualdad real”. El neoliberalismo se acompaña de la guerra como pre-concepto de la relación social, de la violencia y de la exclusión como respuesta a quienes están situados fuera del mercado. El desafío para Brasil es ir avanzando en un modelo de desarrollo que no aisle al país internacionalmente y que a la vez otorgue al Estado soberanía y autonomía para que no dependa de la iniciativa privada.



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