Se han celebrado en Portugal
elecciones generales el domingo 4 de octubre. Los resultados de estos comicios
han sido presentados por los medios de comunicación empotrados en el poder
económico como un triunfo del gobierno Passos
Coelho, o, como algún periódico antes mejor informado escribiera con pasión
y entrega, “Portugal avala en las elecciones las políticas de austeridad del
gobierno” (El Pais).
La coalición de centro derecha “salió
claramente vencedora” (ABC), “Passos Coelho, el hombre que acabó con la casta y
aplicó las recetas de la troika” (El Pais), “Portugal avala la austeridad de
Passos Coelho y otorga el triunfo a la coalición conservadora” (El Mundo), “Los
mercados han celebrado las elecciones lusas, que dieron de nuevo el triunfo a
la coalición conservadora” (La Razón) ¿Es ese el análisis que se puede
desprender de las elecciones en Portugal? Veámoslo rápidamente.
Ante todo, el sistema de partidos
en Portugal no se ha alterado especialmente desde los años 80. A la derecha se
encuentran dos agrupaciones, una más corpulenta, el PPD/PDS (Partido Social Demócrata) y otra más
pequeña y subordinada, el PP-CDS (Centro
democrático y Social). En las elecciones del 2011, el PSD obtuvo el 38,63% de
los votos y 109 diputados, y el CDS un 11, 74% y 24 diputados. En las presentes
elecciones, ambos partidos se han presentado juntos en una coalición “Portugal
al frente”, y han obtenido en total un 36,83% de los votos y 99 diputados. Han
perdido más de 800.000 votos y 34 diputados. No parece por tanto que haya sido
un triunfo, al menos en los términos que comúnmente manejamos como tal.
En la izquierda, clásicamente se
confrontaban el Partido Socialista y el Partido Comunista. En este panorama apareció
un nuevo sujeto de una izquierda radical pero de nuevo tipo frente a la
“ortodoxia” del PCP, el Bloque de Izquierdas. En las elecciones del 2011, el
PSP obtuvo el 28,5 % de los votos y 73 diputados, el PCP con los Verdes, un 7,
94 % y 16 diputados, y el Bloque de Izquierdas 5,19% y 8 diputados. Por el
contrario en estas elecciones, el PSP ha subido a un 32,38% y 85 diputados, el
PCP ha ganado asimismo ligeramente votos y escaños, un 8,27% y 17 escaños, y el
Bloque de Izquierdas ha crecido de forma muy importante, superando al PCP,
obteniendo 10,22% y 19 escaños. En términos generales, por tanto, las
izquierdas tienen mayoría en votos y en escaños, lo que significa que el país
ha girado claramente a la izquierda. Más de 350.000 votos más y 34 escaños.
Si analizamos territorialmente
los datos, el mapa de Portugal aparece también escindido entre izquierda y
derecha geográficamente. El sur y centro- oriente es claramente de izquierdas,
el norte y centro – occidente es de derechas. El PCP aparece concentrado
prácticamente en dos grandes regiones del sur – Alentejo, Algarve y una parte
de la Lisboa industrial, pero es irrelevante en el resto del país. Por el
contrario el Bloque de Izquierdas tiene una presencia más homogénea en todo el
territorio, aunque son más fuertes en los centros urbanos de una cierta
densidad.
Es por tanto una tendencia que
repite lo que se ha vivido en Grecia, y anticipa posiblemente los resultados de
diciembre en España. El PSP con Antonio
Costa presenta un planteamiento crítico respecto de las políticas de
austeridad, aunque ha resultado muy afectado por el escándalo que ha implicado
a José Sócrates, antiguo primer
ministro en el comienzo de la austeridad. Las relaciones entre los distintos
grupos de izquierda son muy complicadas, y es tradicional el aislamiento
político del PCP que por cierto ha hecho campaña por la salida de Portugal del
euro. Este enfrentamiento se traslada al campo sindical, donde ha sido excepcional
la elaboración de plataformas y movilizaciones conjuntas entre la CGTP-IN y la
UGT fundamentalmente, de manera que ls grandes manifestaciones contra la
austeridad se han organizado en solitario por la CGTP-IN, que mantiene una
fuerte capacidad de movilización en los sectores industriales y agrarios del
país.
Desde esta desavenencia histórica es desde la
que la formación de un gobierno de izquierdas en Portugal es algo complicado, y
por eso una buena parte de los medios de comunicación, las instituciones
financieras y una parte de los propios dirigentes del PSP estarían por un
gobierno de concentración “a lo alemán” entre la coalición derechista y el
Partido Socialista. Sin embargo, el Bloque de Izquierdas ha abierto la
posibilidad de apoyar un gobierno socialista y el tema permanece abierto.
Al margen de cómo vaya a acabar
la cuestión en Portugal, la moraleja de estas elecciones para la situación
española es muy clara, porque prefigura un posible escenario en España. La
derrota de la derecha no necesariamente implica la victoria de un bloque
político contra la austeridad que pueda plantear en Europa un cambio de
políticas y que recomponga la mayor parte de los daños al sistema democrático
que se han realizado en el cuatrienio popular. La izquierda en Portugal ha ido
dividida a las elecciones, manteniendo posiciones difícilmente de convergencia
en un programa común. La inexistencia de una confluencia política a la
izquierda del PSOE entre comunistas, verdes y bloque de izquierdas, ha lastrado
esta opción como alternativas reales que puedan determinar las líneas centrales
de un gobierno democrático y social que se posicione contra la política de
austeridad y exija la reconfiguración de la deuda del país.
En España además, la derecha
gobernante está siendo cuestionada no sólo desde la izquierda, sino desde un
partido que da voz a capas burguesas urbanas y profesionales con una cierta
modernidad. La confluencia por tanto desde la izquierda del bipartidismo sería
una condición necesaria para lograr que en el caso español, la tendencia que se
está verificando en los países del sur de Europa de rechazo de las políticas de
austeridad y de las orientaciones de la gobernanza europea, se plasme en
resultados que condicionen realmente las opciones de gobierno.
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