El 12 de
septiembre se reunieron las ejecutivas de CCOO y UGT, los sindicatos más
representativos del país, para analizar la situación política y fijar las
prioridades del movimiento sindical en este momento. Tras constatar “un amplio
acuerdo” en el análisis y en el diagnóstico, elaboraron un comunicado del que
fragmentariamente ha dado cuenta la prensa, en su bien conocida tendencia a
considerar el hecho organizativo sindical como un asunto de segundo orden y
subalterno políticamente.
Sin embargo el comunicado
sindical reviste una importancia evidente. Se trata de una toma de posición del
sujeto colectivo que representa a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras
de este país – el sindicalismo confederal – que traduce el interés
socio-político de esta representación general en una declaración que afirma
“las prioridades del movimiento sindical” en el momento presente, manifestando
así la autonomía del mismo en relación con el hecho político. Y lo hace
manifestando una crítica directa a las formaciones políticas que han concurrido
a la doble cita electoral de diciembre y de junio que no han podido encontrar
una alternativa que expulse al Partido Popular del gobierno y acabe con el
gobierno provisional que dura ya un año. En la declaración conjunta CCOO y UGT
consideran inadmisible – y es una expresión dura – que las fuerzas políticas
estén dispuestas a que pasen las elecciones autonómicas de Galicia y Euzkadi
para retomar las conversaciones prácticamente acabado el mes de septiembre. La
situación actual es plenamente negativa – sigue afirmando la declaración – no
sólo porque impide la consolidación de algunos indicios de crecimiento
económico, sino porque retrasa la adopción de medidas que contrarresten “los
estragos de la gestión de la crisis”, alargando “las penurias por las que
atraviesa una parte muy importante de nuestra sociedad”.
Pero además este proceso de “parálisis e
incertidumbre política” fomenta un sentimiento de “hastío” en la ciudadanía, lo
que para el sindicalismo confederal es el “germen de la antipolítica”, que
distancia a capas de la población no politizadas, cada vez más del “compromiso
democrático”. Esta última apreciación es corroborada por las últimas encuestas
en las que la abstención para unas próximas elecciones en diciembre del 2016
batería records extraordinarios, promovería al Partido Popular aumentando su
representación parlamentaria, con el auxilio importante del sistema electoral,
y haría descender a todas las fuerzas democráticas, especialmente a Ciudadanos,
pero con importante pérdida de votos para Unidos Podemos y el PSOE. La
situación es, como advierte la declaración sindical, enormemente preocupante
para el sistema democrático, y defrauda las expectativas de cambio real que una
buena parte de la sociedad española había promovido en el fuerte ciclo de
luchas y movilizaciones desde 2010 a 2014 especialmente.
UGT y CCOO consideran
“indispensable” que las fuerzas políticas abandonen el “tacticismo político”
del que se encuentran presas y negocien un acuerdo del que proponen unas líneas
generales. Aunque el documento generaliza al hablar de “fuerzas políticas”, es
evidente que éste excluye implícitamente al Partido Popular, cuyas decisiones
han causado en tan solo cuatro años el amplísimo proceso de deterioro de
derechos laborales y de precarización del empleo, la involución autoritaria de
las libertades civiles y la criminalización de la protesta, la instilación de
la desigualdad social e ideológica en la enseñanza y los recortes sociales que
han dañado posiblemente de manera irreversible la sanidad, la educación y la
protección social, y todo ello en un marco en el que la corrupción ha
constituido la forma de gobierno ordinaria para este partido en algunas
comunidades autónomas, con llamativos episodios de financiación irregular en
sus más altos exponentes. El objetivo de la declaración sindical es, ante todo,
los partidos de la izquierda – PSOE, Unidos Podemos y las confluencias – pero
también el centro político tanto nacionalista – vasco y catalán, en sus dobles
versiones –y el centro derecha españolista de Ciudadanos. Un espacio complicado
que hasta el momento se nutre de exclusiones mutuas en donde lo que se conoce
como “vetos cruzados” impide encontrar fórmulas imaginativas que condensen en
un momento determinado una solución de compromiso, forzosamente temporal, que
permita evitar la tercera cita electoral y expulse al PP.
Hay en la declaración sindical
por tanto un orden de prioridades para la acción política. Ante todo desposeer
al Partido Popular de los centros del gobierno y de la Administración del
Estado. Es un objetivo estratégico que no puede sino compartirse, puesto que la
salida del gobierno del PP colocaría a este partido en una posición interna
complicada por los procesos de corrupción abiertos y, fundamentalmente,
aliviaría al espacio público de las presiones autoritarias y sectarias que lo
atraviesan, desde la nominación de los jueces y la designación de embajadores o
cargos de relieve internacional como premio a la fidelidad de sus agentes – con
independencia de como haya terminado alguna de estas recompensas – hasta las
declaraciones profundamente antidemocráticas de miembros del ejecutivo,
utilización de los aparatos de seguridad pública de forma sectaria y orientación
sesgada de la información en los medios públicos de comunicación. Frente a la
incapacidad del PSOE de entablar un diálogo transversal que abarque a las
distintas formas de nacionalismo y muy en concreto del problema catalán, y el
repliegue de Podemos a una reflexión no explicitada sobre su decepción por no
lograr en junio la hegemonía en la izquierda – alejada ya la etapa, al parecer,
en la que se buscaba dominar “el centro del tablero” – con la incapacidad de incorporar
al centro a un proyecto provisional e intermedio de solución temporal y acotada
de un gobierno que funcionara en minoría y requiriera buscar consensos ante las grandes opciones políticas, los sindicatos proponen como prioridad decisiva de las
fuerzas políticas sustituir el gobierno del PP mediante un acuerdo transversal
que posibilite una gobernanza democrática, objetivo al que deben cooperar todas
ellas, desde la izquierda hasta el centro derecha.
La declaración sindical va más
allá y propone una serie de líneas de acción que deberían constituir los
contenidos de ese acuerdo político. De manera sintética, se pretende la
consolidación del crecimiento económico incipiente y la renegociación de los
términos de la consolidación fiscal con la Unión Europea, el restablecimiento
de los derechos y de las redes de protección para las personas más vulnerables
ante la crisis, lo que implica la derogación de las reformas laborales y un
amplio programa de reformas con la regulación de una renta mínima de inserción
como medida estrella, la reforma de la fiscalidad y la construcción de
instrumentos públicos que canalicen el crédito, y el restablecimiento del
diálogo social tanto interprofesional como la negociación política con el poder
público. A ello se unen dos puntos de carácter estrictamente político, las medidas
de regeneración democrática que implican el combate a la corrupción, la reforma
de la ley electoral y la derogación de preceptos del Código Penal como el art.
315.3 que incrimina los piquetes, o la Ley de Seguridad ciudadana en sus
preceptos represivos de la protesta social. Y, por último, la reforma de la
Constitución en la que se refuercen los derechos económicos y sociales y se
garanticen nuevos, y que se afirme un Estado federal donde “encuentren acomodo”
las diferentes “realidades nacionales” que componen el Estado español.
Es un programa ambicioso, que
parece orientar a los interlocutores políticos hacia un acuerdo de cambio real,
que desande en gran medida el camino que se ha efectuado en los últimos cuatro
años del PP. El contenido del mismo no parece que pueda ser asumido, salvo en
el punto de la regeneración democrática – y con extraordinarias reservas, a
tenor del acuerdo entre PP y C’s para la investidura de Rajoy – por el centro derecha españolista, empeñado firmemente en excluir
de cualquier iniciativa de pacto de estado a los más de seis millones de
electores que se sitúan en la suma de votos de Unidos Podemos, las confluencias
y los partidos nacionalistas catalanes, y que en materia de relaciones
laborales opta por un modelo de regulación explícitamente rechazado por el
mundo sindical, el llamado contrato único. Pero la llamada de los sindicatos no
considera sin embargo a priori excluible a C’s en la realización del esfuerzo
para “fraguar un acuerdo” para el que se debe “aprovechar cada minuto”.
La situación es complicada, pero
el texto sindical reivindica la capacidad de imaginación y de flexibilidad
política que se requiere en este momento de las fuerzas políticas democráticas,
que deben superar los estereotipos respecto de sus adversarios y las inquinas
que los procesos electorales han ido dejando en sus respectivos partidos, desde
la profecía siempre reiterada de la “gran coalición” en torno a un bloque PP-C’s
y PSOE, hasta la incompatibilidad democrática de UP – y en especial de Podemos –
con un Estado moderno, unitario y europeo, o la posibilidad de encontrar
espacios temporales de convivencia que permitan abrir controladamente el debate
sobre el autogobierno de los “espacios nacionales” del Estado español, especialmente
en el caso catalán. Un diálogo que pueda proponer vías nuevas y soluciones a la
parálisis política actual, que está ya generando daños en el interior de las
fuerzas políticas más relevantes, cuarteadas por querellas internas que
acentúan, en el resto de la ciudadanía, una sensación de distancia y de
frustración.
La declaración sindical contiene
más temas. Convoca a una importante movilización contra los acuerdos
comerciales que se están negociando entre Europa y Estados Unidos y Canadá
(TTIP y CETA), que responde a una movilización europea impulsada por la CES.
Pero este es un tema que se abordará seguramente en otra entrada de este mismo
blog. Al margen de ello, la llamada de los sindicatos ante la situación política,
merece una atención prioritaria.
1 comentario:
Estos dos Sindicatos , son los mismos que recuerdo fotografiandose con la representante de la mas rancia oligarquia catalana, poniendose a sus ordenes para defender sus privilegios. ¿A quien quieren engañar?
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