La izquierda por fin, tras un largo proceso de acumulación de fuerzas, ha vencido en México con la candidatura de López Obrador, y ese triunfo es muy importante para toda América Latina, además de colocar a México en una posición de dignidad y de fuerza frente a la terrible presidencia de Trump en Estados Unidos. Hoy es un día de contento para nuestras amigas y amigos mexicanos y en general para todos nosotros que vemos que por fin el trabajo de resistencia de años ha logrado un resultado electoral positivo frente al cual las maniobras endémicas de fraude - que funcionaron robándole el triunfo a Cuathemoc Cárdenas hace años - y frente a las acusaciones de populismo que le ha dedicado la prensa conservadora de todo el mundo. Oscar Alzaga, abogado de la Asociación Nacional de Abogados Demócratas (ANAD) y asesor del Sindicato Minero, amigo y colaborador asiduo de este blog y de Ciudad Nativa, ha escrito un texto sobre esta victoria en el que reivindica el constitucionalismo social como seña de identidad de esta nueva etapa y que publicamos en rigurosa exclusiva (para Europa y países satélites, ver el comentario de nuestra amiga cubana Lydia Guevara a este post).
El triunfo electoral irreversible, llega la hora del cambio
Oscar
Alzaga
Todos
los factores políticos se han sumando en los últimos siete meses, para llegar
al triunfo de la democracia en México, la hora del pueblo o de la votación
mayoritaria a favor de Andrés Manuel López Obrador, o de cambiar la política de
gobierno de derecha –neoliberal-, por el Constitucionalismo Social, surgido en
1917 producto de la Revolución de 1910, materializado por el Cardenismo de 1934
a 1940.
La
enorme ventaja de AMLO y Morena frente a sus contendientes en los siete meses
nunca varió, salvo matices sin importancia; ante un PRI y PAN que les hicieron
crisis sus direcciones, estructuras y deserciones en ese lapso; y confrontados
como nunca: PRI vs. PAN, cuya alianza fue y es fundamental para un fraude
electoral. La crisis de los partidos
llega hasta los pequeños también, algunos a punto de desaparecer. Y
queda muy desprestigiada la vía de los “independientes”.
Dos
caras de la misma moneda subyacen en el triunfo: el enorme ánimo de muchos por
AMLO y el hartazgo de otros del PRI y el PAN. Que juntos hacen la aplastante
mayoría.
El
fraude electoral ha estado al acecho en las elecciones, pero pierde fuerza
conforme acaba el tiempo. Todavía en Toluca, Meade invocó “el triunfo” del PRI
en el Estado de México de manera ladina, esperanzado en otro fraude para ganar.
Como quedó claro para la opinión pública.
El
fraude solo lo puede decidir Peña Nieto con el aparato del Estado, el apoyo de
la oligarquía y el Ejército. Lo que de inmediato llevaría a una protesta social
y nacional irrefrenable, peor aún a una masacre y brutal muerte de personas,
para ahogar la democracia y la justicia. Solo un enfermo mental podría decidir
el fraude. Que algunos oligarcas se desvivan por el fraude, solo habla de su
degradación.
El
miércoles 27 de junio, todas las encuestas eran favorables a AMLO, ni siquiera
las de derecha daban esperanzas de ganar al PRI o al PAN. Y sobre todo el ánimo
de la gente, ciudadanos o pueblo que es lo más importante en esta jornada
histórica, iba en ascenso.
Diferencias entre el neoliberalismo y el Constitucionalismo
Social
Al
país lo rige el sistema capitalista en la etapa monopolista, cuando las
trasnacionales dominan la economía y la sociedad, y lleva como lastre ser un
capitalismo subdesarrollado y dependiente, impuestos por el imperialismo, antes
europeo, hoy norteamericano.
El
neoliberalismo es la política de gobierno de la extrema derecha del sistema, a
favor de los grandes capitales o las trasnacionales, es la política de la
derecha extrema.
O sea,
las mismas leyes del país de otros tiempos, las maneja a favor del gran
capital, y las modifica o reforma a favor de ellos, como fue la reforma
energética, la educativa o la laboral. El neoliberalismo incluso acude a actos
ilegales en tribunales y a fraudes electorales.
El
Constitucionalismo Social es nuestro, surgió de la Revolución y del proyecto de
nación plasmado en 1917. Es una política social en la que la participación
activa de trabajadores de ciudades y campo, maestros, estudiantes,
profesionistas y empleados, que son tomados en cuenta en las políticas de
gobierno.
No es
una política comunista o socialista, sino social y original de México; no es
-ni ha sido- una política anti-patronal, sino social, justa.
El
Constitucionalismo Social es para atacar la pobreza y la pobreza extrema. Así
como los ilegales abusos patronales, solo exige que los patrones cumplan con la
Ley y los derechos humanos y sociales. Ese es el cambio político y de gobierno
al que nos referimos: que haya justicia para todos, no solo abusos para el gran
capital nacional y extranjero.
Recientemente
se denunció que el gobierno de Peña Nieto incumplió el compromiso que tenía con
las Pymes, las empresas pequeñas y medianas del país en el 60%, para favorecer
a las trasnacionales de los grandes oligarcas del país y extranjeros.
Parte
esencial del neoliberalismo es la corrupción, no solo del gobierno, sino
también de tribunales de justicia y de elecciones, al grado de que en 35 años
parece una “costumbre” vivir con la ilegalidad, nos parece “normal” que hayamos
vivido tres mega fraudes electorales en 1988, 2006 y 2012. Para los
neoliberales es parte definitiva de su política de gobierno e imprescindible
para ganar elecciones y dinero. Para nosotros no. No definitivamente, la
corrupción y la ilegalidad van de la mano.
La
política neoliberal es del enemigo principal del pueblo: la oligarquía y sus
servidores o lacayos. Nuestra política es social y de justicia, no es populista,
es popular porque es del pueblo. Aclaremos bien las cosas, lo popular es del
pueblo, la injusticia y los fraudes son neoliberales.
Ellos,
los neoliberales, establecieron los bajos salarios al extremo y los empleos
precarios para que el gran capital tuviera ganancias extremas, llevaron en 35
años al sindicalismo charro a uno patronal, más dócil y adecuado a la nueva
era: sindicatos y contratos colectivos de protección patronal. Salinas diseñó
con el TLCAN los sindicatos “a la carta” y los contratos colectivos de trabajo,
igualitos. Modificaron las Juntas de Conciliación y Arbitraje para servir al
patrón y la corrupción. Pero aún en el “año de Hidalgo”.
Los
neoliberales anularon la soberanía popular, con sus gobiernos nos sometieron al
Consenso de Washington: todo a favor del gran capital y las transnacionales.
Con el Plan Mérida sometieron al país al narco y a los traficantes, porque
Estados Unidos es el principal consumidor de drogas de América, principal
financiero de la droga, y vendedor de armas a los narcos y al ejército del
gobierno del país.
Ellos
impusieron que no haya consultas populares o ciudadanas sobre los grandes
problemas nacionales, para que las reformas estructurales pasen, “fast track”,
sin consulta al pueblo para que no haya conciencia nacional e impusieron la
mentira y la simulación como política nacional.
El
cambio del nuevo gobierno consiste en que todos respeten las leyes en los
diversos ámbitos de la realidad y las leyes. ¿Les parece poco una nación en la
que se respeten y cumplan las leyes? ¿Un país que exija en todos los foros
internacionales que respeten a los migrantes como seres humanos?
La
gran diferencia radicará en la participación del pueblo, de las mujeres y los
jóvenes, sobre todo de los trabajadores del campo y las ciudades. Porque los
gobiernos del PRI y el PAN casi anularon esa presencia y ahora será distinto.
2 comentarios:
Bueno, ya tenemos ambos la exclusiva, tu por Europa y yo por América, porque ambos al unísono pensamos en la importancia de "multiplicar" el artículo de Oscar. Y te puedo decir que ya lo han replicado en las redes sociales más de 10 personas.
Bueno, ya tenemos ambos la exclusiva, tu por Europa y yo por América, porque ambos al unísono pensamos en la importancia de "multiplicar" el artículo de Oscar. Y te puedo decir que ya lo han replicado en las redes sociales más de 10 personas.
Publicar un comentario