En el blog hermano Metiendo Bulla se ha publicado hoy este manifiesto, firmado por importantes intelectuales comprometidos con la causa de la libertad, la igualdad y los derechos fundamentales de los ciudadanos que exigen un cambio de rumbo en las políticas europeas. El año que comienza es año electoral en Europa y en efecto es el momento de cambiar de rumbo y lograr un Parlamento anti.iberal que corrija de forma evidente la deriva autoritaria y discriminate de las políticas de austeridad. Es también la oportunidad para una izquierda política de re-encontrarse con la izquierda social y los movimientos que mantienen la movilización ciudadana en nuestro país. Pero de esto último ya tendremos más ocasiones para hablarlo en estos próximos días.
He aqui el manifiesto:
La crisis dura
ya seis años. Ha generado una pobreza de masas que es hija del neoliberalismo y
está exasperando, a su vez, más pobreza y desigualdad. Multiplica el ejército
de los sin trabajo. Destruye el Estado de bienestar y desmantela los derechos
de los trabajadores. Compromete el futuro de las jóvenes generaciones. Produce
una regresión general «intelectual y moral». Socava los fundamentos de las
Constituciones democráticas, nacidas de la posguerra. Alimenta las
regurgitaciones nacionalistas y neofascistas. Concebida por el signo de la
esperanza, la Europa
unida –árbitro de la escena política continental-- representa hoy, a los ojos de la mayoría, un
poder hostil y amenazante. La democracia corre el riesgo de aparecer como un
mero simulacro o, peor, un engaño pernicioso.
¿Por qué? Como
suele repetirse, ¿es la crisis la causa inmediata de tal estado de cosas? ¿O en
su concreción son las políticas presupuestarias las que, bajo la indicación de
las instituciones europeas, aplican los países de la eurozona siguiendo los
principios neoliberales?
Nosotros creemos
que esta última es la verdad. Estamos convencidos que las recetas de política
económica que han adoptado los gobiernos europeos, lejos de afrontar la crisis
y favorecer su salida, refuerzan las causas de la primera e impiden la
segunda. Los Tratados europeos
prescriben un rigor financiero incompatible con el desarrollo económico, con
cualquier política redistributiva de equidad y progreso civil. Los sacrificios que se han impuesto a
millones de ciudadanos, no solamente se traducen en indigencia y malestar, sino
que --deprimiendo la demanda-- fallan en
el factor esencial del crecimiento económico. De ese modo, Europa, la región
potencialmente más avanzada y floreciente del mundo, corre el peligro de entrar
en una trágica espiral de destrucción.
Todo ello no
puede continuar. Es urgente una inversión de tendencia, que confíe a las
instituciones políticas, nacionales y comunitarias, la tarea de poner en marcha
políticas expansivas y darle al Banco Central Europeo una función prioritaria
de estímulo al crecimiento.
Admitiendo la
obligación del equilibrio presupuestario como vínculo indiscutible sea algo
obvio, el mantenimiento de esa actitud sería en adelante un error imperdonable
y la irresponsabilidad más grave que una clase dirigente pueda asumir hacia la
sociedad; de una sociedad a la que tiene el deber de tutelar.
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